El monasterio benedictino de Einsiedln
En donde mejor se conserva el estilo barroco en Suiza es en los muros de un viejo monasterio que está ubicado en el cantón de Schwyz, uno de los primeros cantones que determinó la actual Confederación Helvética. Se trata del Monasterio Benedictino de Einsiedeln y de allí parten todos los años la peregrinación más famosa del país.
El monasterio le ha dado nombre a esta ciudad-pueblo a la cual es muy fácil acceder ya que está a solo 50 minutos de tren desde Zürich. El viaje es el primer espectáculo para el turista pues las vías del tren atraviesan el hermoso paisaje del lago de Zürich, los bosques, las llanuras verdes en verano y blancas en invierno. Si estamos parando en la ciudad vecina y queremos recorrer en una tarde el monasterio y regresar a dormir al hotel, entonces conviene empezar el recorrido apenas descendemos en la estación del tren.
De esta estación llegamos a pie y en tan solo 5 minutos a la plaza del monasterio, el centro del pueblo. Una amplia escalinata de piedra trepa hasta la Abadía de Einsiedeln dónde, en el primer día de la famosa peregrinación, pueden llegar a reunirse alrededor de 6.000 personas o devotos que llegan desde otros rincones de Suiza (algunos de procedencia portuguesa o española, incluso) que llegan para rendirme honores a la virgen negra, la patrona de Einseideln.
El monasterio benedictino se fundó en 934, pero la construcción del edificio actual empezó en 1704 cuando se derrumbó el edificio gótico anterior y se lo remplazó por uno de estilo barroco. Fue terminado en 1735 y años más tarde se le dio forma a la plaza, todo en el mismo estilo.
Podemos pasar allí un buen rato, pero la verdadera maravilla no espera tras sus puertas. Es decir, lo primero que observamos es que su exterior es bastante solemne, parco, pero dentro es un festín para los ojos. De un lado la Tierra, del otro el Cielo, esa fue la idea de este sitio, que también es cruzado por el famoso Camino de Santiago.

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