Friburgo, alemana y francesa a la vez
La ciudad capital del Cantón de Friburgo lleva el mismo nombre y es un sitio fundado en 1157 por los Duques de Zäringen, en donde se combina la cultura alemana con la francesa. Tiene una hermosa cantidad de edificios históricos realmente bien conservados y más de 200 fachadas góticas del siglo XV, lo que la ha convertido en un destino único para los amantes de la Edad Media.
Lo primero que debemos hacer al llegar a Friburgo es caminar entre sus calles. Su centro medieval es estupendo y actualmente es un monumento protegido en donde hayamos plazas, fuentes con estatuas y callejuelas perdidas. Allí veremos la Catedral de San Nicolás, con su historia de más de 600 años y su alta torre incompleta de 76 metros de altura. Dentro veremos obras maestras: el órgano de Aloys Mooser y las hermosas ventanas pintadas de Jozef Mehoffer y Aldref Manessier.
Además, trepar hasta la torre permite ver la ciudad desde una buena altura.
Pero no es el único mirador de la ciudad de Friburgo, pues también tenemos un teleferico vertical típico de las ciudades de montaña y el mirador de la capilla Loreto de estilo barroco. En sus calles encontraremos numerosos bares, restaurantes, tiendas de ropa, cafés, tiendas de antigüedades y otros negocios más baratos que están destinados a la población estudiantil que llega Friburgo para asistir a su universidad.
El caso es que dependiendo de la época del año, podremos asistir a su hermoso mercado de Navidad, al desfile de San Nicolás por el casco antiguo trepado al loma de un burro, a una fiesta folclórica mundial que tiene lugar en agosto en sus plazas y en unas plataformas que se arman por toda la ciudad, o al Belluard Bollwerk, evento de arte contemporáneo que se celebra en una fortaleza medieval entre junio y julio.
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