La pequeña Nyon
A orillas del Lago Lemán, entre Ginebra y Lausanne, se encuentra una pequeña ciudad llamada Nyon. Este lugar tiene una historia muy larga que se remonta a los romanos, pasa por los helvéticos y la Edad Media y llega hasta nuestros días. Numerosas excavaciones y monumentos han quedado de esos días y por su carácter y belleza atrae gente tanto en invierno como en verano.
Por ejemplo, sobre las ruinas dejadas por la presencia romana los Condes de Saboya hicieron construir en el siglo XIII un enorme y majestuoso castillo con cinco torres. Hoy este edificio está por encima del casco histórico de la ciudad y guarda un museo de historia y un museo de porcelana, ya que esta última fue la industria característica de Nyon durante mucho tiempo.
Por suerte la presencia romana no quedó aplastada bajo los cimientos del castillo y todavía hoy, en una colina en un parque que está a orillas del lago, se ven tres columnas de estilo corintio que recuerdan que aquí Julio César mandó a construir la colonia Iulia Equestris. Pero bien, que esta ciudad siempre ha vivido del y para el lago así que en sus orillas, en uno de los barrios ribereños tenemos otro sitio que nos habla de su historia: el Museo del Lago Lemán.
Aquí se exhiben muchos objetos, acuarios, modelos grandes y pequeños de barcos y una vieja máquina de vapor de barco que ha sido restaurada, dando cuenta de la importancia vital del lago para la vida cotidiana de Nyon. Al mismo tiempo, tierra adentro, Nyon es un lugar de viñedos y entonces podemos sumar los pescados del lago más los vinos de la tierra para hacer una cena inolvidable.
Por supuesto, hay paseos ribereños que son estupendos, excursiones de montaña, tenemos el Sendero de Toblerone que no está dedicado al chocolate sino a los carros de combate que tienen una forma similar, la Promenthouse Linie,: un camino con señales que nos lleva por una fortaleza de la Segunda Guerra Mundial y un hermoso escenario natural. Y por supuesto, hay mucho más por descubrir.
Yo estaba alojado en un hotel de Ginebra, pero recuerdo que, haciendo la excursión por el lago Leman, al ver Nyon, no pude sino desear pasar al menos una noche en ella. Un lugar idílico.
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