Crisol de culturas en la Casa de las Religiones
El hecho de que Suiza sea un país al que emigren miles de personas tiene su cara amarga y es que, mucha de esta gente llega a tierras helvéticas totalmente solo, con todas las dificultades que eso supone: vencer barreras lingüísticas y culturales, encontrar un empleo, etc.
Es por eso que el tema de la inmigración se toca con mucho respeto en este país donde en 1998 se abrió una oficina con el fin de promover la integración de los inmigrantes con una serie de medidas. Se trataba, sobre todo, de que aprendiesen el lenguaje local (la oficina se construyó en la ciudad de Basilea).
Puede decirse, sin faltar a la verdad, que el modelo de Basilea está considerado como el más progresista de Suiza. Esto cobra más sentido si lo comparamos, por ejemplo, con Ginebra, donde los inmigrantes pueden dirigirse a varias asociaciones para solicitar ayuda, pero carecen de coordinación.
El caso de Berna es peculiar. En la Casa de las Religiones se reúnen dos veces por semana un grupo de mujeres inmigrantes que aprenden alemán al tiempo que pasan un buen rato cocinando juntas. De este modo, musulmanas, hindúes, budistas y cristianas aprenden a conocer las costumbres alimentarias, al tiempo que comparten, no sólo tareas de cocina, sino también de horticultura o jardinería. Lo importante de este proyecto es que supone un gran apoyo para los extranjeros, puesto que les ayuda a echar raíces, a instalarse en el país de acogida.
Recordamos que la Casa de las Religiones está emplazada en la Plaza de Europa, al oeste de Berna con cuyo centro está perfectamente comunicada gracias a las redes de transporte público. Estamos hablando de un proyecto con hotel, restaurante, apartamentos, oficinas y centros comerciales que serán construidos en breve. Consta de diferentes locales para uso y disfrute de las religiones con más seguidores del país.
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Foto vía: NZZ Online

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