La ocupación francesa de Suiza

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Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que trajo consigo la Revolución Francesa tuvieron un importante eco en la sociedad suiza durante la década de 1790, pese a ello, las reformas en lo social y económico llevadas a cabo en Francia no llegaron a Suiza hasta el año 1797. Durante estos años, Francia estaba a la búsqueda de países aliados a modo de defensa contra las monarquías de Europa, y pronto Suiza se vio inmersa en esta búsqueda de «países satélites».

El expansionismo francés tuvo como resultado la anexión del obispado de Basilea en 1793, a la que más tarde se uniría la Veltelina (territorio de los Grisones) de mano de Napoléón. Durante el mes de Enero de 1798 Frédéric César de la Harpe, entonces lider del Cantón de Vaud, pide ayuda a Francia para liberar Berna de la presencia de los reaccionarios, y los franceses encuentran el pretexto perfecto para iniciar la invasión de la Confederación. Aunque Berna fue el cantón que mayor resistencia ofreció a los franceses, terminó por sucumbir ese mismo año, dando comienzo a la decadencia de la Confederación.

La ocupación francesa de suiza tuvo como principal consecuencia su participación forzosa en las numerosas guerras que asolarían a la vieja Europa durante los siguientes 16 años. Buen ejemplo de ello es el año 1799, cuando Suiza se convierte en un improvisado campo de batalla entre franceses y tropas rusas y austriacas, que llevaron a la casi completa ruina del país.

Por si esto fuese poco la rivalidad entre los federalistas y los centralistas puso a Suiza bajo la sombra de la guerra civil, en la que el propio Napoléon intervino en calidad de mediador y representante de la República Helvética. En 1803 ambos grupos firman la paz mediante el Acta de Mediación, quedando con ello restaurado el antiguo sistema de cantones, equiparando además a sus territorios dependientes en cuanto a derechos, dando origen a seis nuevos cantones: País de Vaud, Argovia, Turgovia, los Grisones, San Gall, y el Tesino.

Pese a que su nueva constitución declaraba a Suiza como territorio neutral, el país se vio en la obligación de aportar soldados a Francia, condición que nunca terminó de agradar a los suizos, de hecho las cifras de reclutamiento descendieron drásticamente en los años posteriores.

Quizá el más célebre de los combates en que suizos y franceses combatieron juntos fue cuando apenas 1.300 efectivos suizos tuvieron que mantener a raya a los 40.000 soldados rusos, en las proximidades del río Berezina. Aunque la operación fue un éxito, sólo 300 soldados suizos pudieron vivir para contarlo. Gracias a su sacrificio, la práctica totalidad de los franceses que trataban mientras tanto de desplegar sus tropas hubiese sido aniquilada.

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Categorias: Historia de Suiza


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